martes, 9 de octubre de 2012

El camino sigue... "Keep Walking"...


Cuando decidí empezar a escribir "Los Cuentos de un Taxista"  me acordé (guardando las distancias) de la serie americana Seinfeld, de la que sus productores decían que trataba "about nothing". Escribir "acerca de nada" implica un gran reto, porque no tienes guión ni personajes definidos, pero daba una gran libertad para hablar y hacer de todo. Tratar de contar las experiencias de un taxista también da esa misma libertad de hablar acerca de nada y me somete al caos de decidir que contar, cómo y en que orden.

El inicio de este blog está marcado, para bien o para mal, por la política, por la sencilla razón de que estamos en el antes, durante y después de un evento que marcará las vidas de todos: El 7-0. Esperemos que, más pronto que tarde, pongamos otros sabores en estos cuentos.

Estamos comenzando una semana que parecía dificil de sortear desde el punto de vista emocional porque algunos de nosotros fuimos golpeados en nuestra convicción de que el lunes amaneceríamos con otra realidad. También porque había que entender y poner en perspectivas tantas cosas con sentimientos encontrados. La sensación era de esas en las que parece que alguien gana perdiendo mientras otro pierde ganando.

Ser taxista me ha dado la oportunidad de estar al lado de personas con visiones de país muy disímiles y tener que atender a unos y a otros con el respeto que merecen como clientes. Ser cauteloso, escuchar y - sobre todo - ser discreto e inteligente. La banderita de mis ideologías queda en casa antes de salir o la meto rápidamente en la guantera cuando me doy cuenta que la cargo encima.

Acostumbrado a hablar antes que a escuchar, tuve que aprender a escuchar antes de hablar. Adiestrado por más de trece años a rehuir la mirada al que es diferente en el día a día, he aprendido a ver de reojo por el retrovisor a los que antes no me dignaba a mirar. Comencé a ver algunos demonios en donde antes sólo veía ángeles y viceversa. Aprendí que eran más las cosas que nos unían y asemejaban a los unos con los otros. Me sorprendí al caer en cuenta que detrás de los colores y posiciones había un venezolano con problemas y aspiraciones muy similares a los mios, donde antes sólo veía a un enemigo o extraño que venía por mí, por lo mío y por los míos. 

Ser taxista me ha hecho más humilde y por ende creo que más sabio. Que aflora de la refelxión del que creía ver desmoronarse verdades absolutas. Esa sensación que tuvimos los no tan jóvenes cuando colocamos el primer televisor a color en la sala y pusimos el blanco y negro en la cocina. Esa sabiduría que dá no saber nada. Lo que al principio era un gran esfuerzo de mimetismo u ocultismo para no ser descubierto - hasta alcanzar grados de hipocresía - se convirtió en momento de encuentro esperado con "los otros". La presión del rechazo instintivo comenzó a ser desplazada por la necesidad evolutiva de entender al que es diferente.

Empecé a ver con angustía cómo muchos clientes no veían lo que yo empezaba a ver (todavía no tenían TV a color) y me aguantaba las ganas de jugar el papel del abogado del diablo para no levantar suspicacias.

Comienzo a ver cosas muy interesante al observar por el retrovisor a mis clientes. Parece que algunos están bajando la guardia y aumentando el interés de saber más del otro. De reconocer a ese otro lado que parecía no existir o estar condenado a la crítica. Hay rasgos de esa humildad que lleva a la sabiduría.

El camino sigue siendo duro y parece más largo-  si de ver cumplidos nuestros sueños de cambio se trata - pero a la vez más entretenido, más prometedor. Los demonios de unos y otros parecen querer abandonar esos cuerpos lastimados por una división artificial entre venezolanos como causa de un exorcismo expontáneo y subconciente. Las cosas parecen tener otro color, en verdad muchos colores. La luz parece aparecer al final del tunel, brillante. Creo que están viendo televisor a color.

"Keep Walking" dice el slogan de la bebida espirituosa. 

"Keep Walking" por ese camino jodidamente duro...

"Keep Walking" haciendo carreritas a unos y otros y mirando sus cambios de actitud y expresiones por el retrovisor. Encontrándome con unos y otros.

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