viernes, 28 de septiembre de 2012

Buen día, para dónde va el Señor…

- Buen día, para dónde va el Señor…

Así recibo todos los días a mis clientes y los invito a entrar en mi carro. Ese carro que con mínimo esfuerzo compré, con uno o dos meses de sueldo, cuando ocupaba un cargo de alta gerencia en una empresa trasnacional.

Atiendo a mi clientela con la misma dedicación y el mismo sentido de servicio y de respeto que lo he hecho siempre. En el pasado, para cerrar grandes negocios. Hoy, para llevarlos a su destino, con el mayor confort posible, por calles y avenidas de la ciudad.

¿Quieren saber cómo cambié de negocio?

Ya les iré echando los cuentos. También les hablaré de mis clientes, sus vidas y anécdotas. Serán cuentos cortos - o escribo, o manejo - contados en el más estricto orden del caos que ocupa mi mente.

- Ya llegamos, que tenga buen día...

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